Comentarios desafortunados sobre panzas y por qué la gente tiene que opinar sin que preguntes

En este blog me he referido ya a ese ginecólogo interior que todo el mundo, un poco inevitablemente, lleva dentro, también he hablado del aterraprenás (ese asustador cuasi profesional de encintas); no he entrado aún en toda la cháchara callejera que despierta eso de pasearse con un carrito gemelar (y lo petarda que es mucha gente) pero ya lo haré un día que esté inspirada. En realidad, todo se relaciona. La gente no sabe estarse calladita. Y tienen que interpelar a una servidora, sobre todo si está en estado de gestación.

Hoy quería comentar, siquiera someramente, lo brasas que la mayor parte de la humanidad puede llegar a ponerse ante una tripa de preñada. Porque, tal vez lo sabéis para estas alturas, su tamaño nunca, pero nunca nunca, nunca de los jamases, es el adecuado.




Con los mellizos mucha gente se escandalizaba con mi tripilla, a su juicio (al suyo, para mí nunca lo fue) demasiado pequeña. En este segundo embarazo, cuando inevitablemente y ante unos abdominales inexorablemente distendidos y un cuerpo curtido en esto de la preñez, mi tripa ha dado de sí casi inmediatamente, el grito en el cielo va por el lado contrario: por un tamaño desorbitado ¿estoy segura de que no van a ser mellizos otra vez? ¿pero segura segura? ¿segura requete segura? ¿Y de verdad estoy solo de 3, de 4, de 5, de 6 meses?

Pues sí. Estoy muy segura de que esta vez será un parto único y no me cabe la mínima duda respecto a mis semanas y días de gestación, las muy frecuentes ecografías a que he debido someterme (por un comienzo de embarazo bastante accidentado y un seguimiento por alto riesgo) no dejan margen de error.

Y sin embargo, a la cuarta vez que mi suegro insistió en que era imposible que, esta semana santa, estuviese solo de 5 meses y medio, que él sabía que debían ser 7 lo menos y que mi bebé no nacería en julio, sino en mayo... pues me enfadé, que una cosa es oír una memez una vez y otra reiterada hasta que escuece.

¡Uy, qué panzón! ¡Pero cómo estás, por Dios! ¡Mamma mía, tremenda panza! (pues mire señora, igual algún centímetro más de diámetro tiene que la suya, pero la mía lleva bebé dentro) son interjecciones que a estas alturas estoy bastante hasta las narices de escuchar... por más que intente mantenerme zen y recordar que en el fondo me la trae al pairo.

Hasta mis alumnos me preguntan hasta dónde puede llegar... habráse visto desfachatez... pues hasta donde le dé la gana que para eso es mi niña linda.

Peor aún se pone la cosa cuando se acompaña de la siguiente perla: "ya tienes cara de embarazada" (¿qué demonios es eso?) que una amiga gentilmente tradujo para profanos: "se te ha puesto ya cara de pan".

Mi panza, generosa y preciosa, digan lo que digan las señoras envidiosas que pasean por mi barrio, suegros, tenderas y demás, tiene muchas ventajas, la mayor que siempre, siempre, indefectiblemente, alguien se apiada y me cede asiento en el metro.

Pero de eso hablaré otro día.

Por lo demás, mañana cumplo 25 semanas, he cogido 6 kilos de peso (que tampoco son tantos, jolín) y me encuentro fetén (salvo las tardes de parque, que agotan, a por una de esas voy...). Seguimos.

aquí de 23+3, selfie baño molongo

Comentarios

  1. Ay Ana me parto de la risa, y te diré que a mí me pasa exactamente igual! Estoy más que harta de los comentarios sobre mi barriga. El más común es: "uy qué barriga tan baja, tú no llegas al final del embarazo". Lo mismo decían con los gemelos, y me lo provocaron (insisto, provocaron, yo no me puse de parto) ¡en la semana 38!
    Estoy de 7 meses y llevan "mandándome" al paritorio desde que tenía 5... ¡qué cruz!
    Por supuesto el "¿estás segura de que no hay dos otra vez?" es un clásico entre los clásicos...
    Por cierto, estás guapísima.
    Un beso
    Ana

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  2. Lo peor es q el q te pregunta si estás segura de q no van dos se debe de creer el rey de la originalidad.... Van millones de veces q preguntan lo mismo...

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  3. Qué razón tienes, Ana. Mi experiencia como primeriza no puede ser más funesta: todos opinan que se me nota excesivamente la preñez. Me lo dice gente que no ha experimentado la maternidad ni de lejos, señoras/vecinas cuya "panza de la mediana edad" podría albergar un lechón sin problemas y hasta cierto sector de mi familia que parece disfruta haciendo comentarios poco afortunados (el siguiente es el de "tienes mala cara").
    Que les den. Yo me encuentro estupendamente, no estoy pasada de kilos y sí, soy un kinder con la mejor sorpresa del mundo en su interior.

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