Balance de mi primera semana a dieta, en Pasquetta

Hale qué bonito pareado por título.
Ya me podían quedar así de bonitos los vaqueros esos que siguen resistiéndome. (ya entrarán, ya, ya entrarán)
Ha pasado una primera semana de dieta, una semana de a 1.382 calorías por día (eso me ha decretado la App infernal, según mi peso, mi altura y mis intenciones, a la sazón, Lifesum -y esto no es, en absoluto, un post patrocinado, que ya me gustaría ya, es una app que he bajado como podría haber escogido cualquier otra-).
Total que concluye hoy una semana con viernes de pizza patrocinado por los abuelos (cosa que sucede tipo dos veces al año y ha caído esta semana), sábado de caza de huevos de chocolate en casa con amigos y domingo de Pascua florida y zampona.
Y he pasado más hambre que los pavos de Manolo, que dice una amiga mía, y he fantaseado con esa idea tan buena que me da Estrella, de pasar de dieta y símplemente colocar al hijo como tapa lorzas (que teniendo tres, puede surtir buen efecto en foto, os lo digo yo).
Y aún así he resistido, jabata yo, driblando pizzas (cuando vas a cenar a un horno de pizza y solo hay pizza o foccacia, algo de pizza comes, pero tipo la mitad de otras veces), driblando Spritzs y aperitivos, asaltando solo el rincón de las crudités en la Caza al Huevo (es decir, mordisqueando inclemente zanahorias cual conejo, lo cual no dejaba de ser totalmente oportuno y a tono con la ocasión) y rindiéndome por fin el domingo de Pascua a una lasagna, pero diezmando la ración normal a una de gordinflis irredenta, y resumiendo la copa de helado normal en un par de cucharadas esqueléticas.
aquí una usuaria de Lifesum, App que leo sueca, y que se debate entre el kiwi y la naranja, como desayuno

He comido más manzanas que en mi vida, fruta aburrida donde las haya pero fantástica con una buena dosis de hambre.
Le he dado a la ensalada que ha dado gloria.
apenas he olfateado el pan, de desayuno.
He cumplido mi primer mandamiento de madre a dieta.
He revolucionado mi espectro alimentario verdulero y he finiquitado el tarro de alcachofas en conserba que nos regaló la madre de Enrico (que no es que sean super dietéticas por estar en aceite, pero siempre serán mejor que un bocata panceta)
Y he visto a mis hijos y marido paladear un helado delicioso con la sonrisa en los labios, la panza lanzando alaridos y la boca sellada, sin catarlo.
Ole yo!
Y cuando pensaba que iban a pasar los siete días sin cambios significativos de peso me he subido a la báscula maldita y he visto que, en efecto, no había habido cambios súper significativos de peso.
Pero sí un descenso de 1 kilo y 300 gramos.
Evviva
Que hace que la App malévola me conceda una estrellita y una carita sonriente, viva el refuerzo positivo, ese del que abominamos para nuestros hijos en la guarde.
Seguiremos informando.
De momento, la sombra del burkini sigue planeando sobre mí.

Comentarios

Entradas populares