Lo que yo sé sobre esto de ser madre

Poco. Sé poco o nada. Con esto podría terminar el post. Pero me ha dado el venazo y continúo.

Hacía una vida que no subía post alguno. No me he organizado suficientemente bien como para hacerlo. (iba a escribir que no he tenido tiempo, pero tiempo supongo que siempre hay... digamos que no he querido robárselo a otras cosas)
Desde el último post median una mudanza internacional, un proceso de adaptación a nuestra nueva vida que no siempre ha sido muy sencillo, algún trabajillo acá y allá, una operación pañal en proceso, un cambio de idioma, una nueva casa, un nuevo entorno, unos nuevos abuelos (y suegros)... casi un año de ir acomodándonos.
Y en ello seguimos.
Pero ahora que se otean las vacaciones, que en nada cumplo doce meses de trimadre y 33 como mamá gemelar, me apetecía resumir algunas cosas que he aprendido acerca de todo este caos que es la crianza, educar a peques, lidiar con un millón de preocupaciones y miedos y dichas... y a la vez ser feliz, inmensamente feliz, feliz hasta la lágrima.



Lo pongo así a modo decálogo, que quede "prolijito", como decía una amiga, o sea, que quede, en orden, eso en que mi casa nunca se encuentra.
Obviamente, mi listado no es exhaustivo ni nada que se le parezca. Son solo diez iluminaciones de madre que me valen hoy... que valgan mañana habrá que verlo.
Vamos a ellas

1) Si lo que están haciendo es solo una cochinada y no dramáticamente peligroso, no hay que preocuparse mucho. Todo se lava (y si no sale, mal elegido). No te pongas nerviosa de más por las marranadas. Los niños son guarros por naturaleza (los míos, sin duda ninguna). Se manchan. Se manchan mucho y no solo se manchan, te manchan. (aún recuerdo esa clase que comencé a impartir con un moco de unos 20 cm cual condecoración en mi solapa, el estupor de mis alumnos era tal, que ni se reían... creo que ha pasado a los anales de su historia universitaria...) Total, que relájate. Solo merecen que "saltes" casos de extrema asquerosidad, tipo que chupen la escobilla del water... por cierto, he comprobado que el poder de atracción de la escobilla del water es inusitado e irresistible...

 2) Siguiendo con la guarricie... una semana de maceración debajo del sofá convierte a una judía verde, que tu hijo habría rechazado con una mueca de repulsión, en el manjar más apetecible. Esto es así.

3) Poner en orden más de tres veces al día (post-guarde, siesta y pre-noche) carece de sentido alguno. La capacidad de generación de entropía de mi prole no tiene parangón con nada. La ausencia de desorden requiere como condición necesaria y suficiente su propia ausencia o sus horas de sueño. Como sea, he aprendido a vivir con el caos. De verdad que a veces ni lo veo. Me preocupa un poco. También sigo confiando en que un día me ayudarán a ordenar (cada vez más lo hacen, a su modo)

4) No importa lo que te hayas gastado en ese juguete espectacular y supersónico, en ese prodigio de la ingeniería juguetera, ningún juguete en este planeta puede medirse con, dependiendo de la edad de tu hijo, unas llaves (verdaderas, obviamente), un velcro, un saco de patatas (esto es un hit en mi hogar) un paquete de toallitas, unas gafas (de ver o de sol), tus zapatos (para pasear con ellos), una masa de pizza (volvemos al guarreo) o una caja suficientemente grande.

5) Por lo demás, ningún juguete en el mundo, incluidos todos los anteriores, tiene comparación con el grifo del bidé y, por encima de eso, con el iPhone o teléfono móvil. Ninguno. Miento, entre el Iphone y tú, te van a preferir a ti. Siempre. (cuando alcancé tamaña revelación, se me ocurrió adquirir una rutina nueva: yo escondo el teléfono cuando voy a por ellos a la guarde, 16.30 y lo recupero cuando se han dormido, y he recogido -lo del recogido nocturno me lo salto a menudo. No lo miro en esas horas, a veces ni me acuerdo de dónde está). Desde que hago eso estoy mucho más feliz... aunque el nivel de monería y orgullo-maternal de mi Instagram se resienta.

6) Jugar a ayudar a mamá mola infinito. Ayudar a barrer, ayudar a fregar, ayudar a dar de comer a Marti, ayudar a cocinar... cuenta con que vas a invertir diez veces más tiempo del habitual, gracias a tu equipo de ayudantes... pero ¿y lo que se divierten?... (María Montessori hablaba muchísimo de todo lo que enseña la "vida práctica")

7) Llega un momento en que todo niño querrá hacer sus cosas "solo". Gracias a Dios si es así. Significa que está sano. Querrá comer solo, vestirse solo, bañarse solo, bajar las escaleras solo... respira hondo... es parte de su crecimiento. Piensa que la autonomía, aunque te cueste 25 canas nuevas por minuto, es el mejor regalo que puedes hacerles. En la misma línea, el atractivo de cualquier columpio del parque es directamente proporcional a su grado de peligrosidad... el tobogán más altísimo, las barras de equilibrio más aterrorizadoras, el castillo más inexpugnable... ese es el más guay indiscutiblemente.

8) Cada niño tiene un superpoder distinto. No te los van a mostrar todos a la vez, ni tampoco todos cuando lo hagan otros niños. A veces es cuestión de tiempo (no seré yo quién aliente a esperar pacientemente. Si ves que a tu hijo se le hace cuesta arriba algo, ocúpate sin preocuparte, pero ocúpate, es tu deber) Pero todo niño, todo, tiene un superpoder. Sería increíblemente injusto no verlo. Si no lo ves, lo mismo es que no te has fijado lo suficiente.

9) Nada es capaz de poner en duda tu cordura, tu estabilidad, ni tus fuerzas (físicas) como uno (tres) hijos... la paciencia es el ingrediente irrenunciable en la receta de madre... el amor se da por sentado, claro. Paciencia y unas vacaciones de vez en cuando... o un copazo sin niños, o una hora de spa...(esto lo pongo a ver si lo lee alguien con tiempo libre y me lo patrocina haciendo de baby-sitter)

10) Y en esta última iluminación tomo prestada una reflexión que no es mía. Se la leí a Bei por primera vez, y me pareció un lema que no hay que perder de vista... los días son largos, a veces larguísimos, a veces no acaban de puro infinitos que se hacen... pero los años vuelan. Y estos años son oro. Oro puro.

Comentarios

  1. Hola Ana!
    Qué bueno leerte! me ha gustado mucho la entrada.
    La maternidad es una fuente inagotable de aprendizaje, con unos maestros de lujo.
    Un bacio
    Ana

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares