Resaca post terremotos y una colaboración que me llena de alegría

Hacía mucho que no publicaba un post.
El otoño, que empezó muy prometedor en cuanto a un poco más de tiempo libre para proyectos de todo tipo (calceta incluída),  nos zarandeó enseguida con un par de terremotos que no esperábamos (y que, además de causar un montón de destrozos a gente allegada y tantos sitios maravillosos, mantuvieron los coles cerrados dos semanas enteras, con lo que eso supone de tener que entretener a toda la prole en casa 24 horas)



Hoy, que parece que volvemos a la normalidad, que me he escapado al mercado de los miércoles y que he podido abastecerme de pescado a toneladas en "Sapore di Mare", me apetecía mucho escribir un post sobre las ventajas de ser madre añosa, que las hay...
Pero resulta que me ha escrito Quique, que es el editor de Principia, y me dice que han publicado, con una ilustración preciosa además, uno mis cuentos para los peques, para Andrés, concretamente: "El Robaletras".
Así que el post sobre las dichas de la edad queda postpuesto.
Porque no puedo evitar aprestarme a compartir mi creación (meto el enlace de nuevo, no sea que os vayáis sin verlo), emocionada a más no poder ante tamaño regalo y esperando que, quizás en un futuro, mis hijos se sientan un poquito más orgullosos de mí (de mí, la que chilla y pierde los nervios, la que lleva fatal esas recaídas en la operación orinal, la que escasea en ideas para amenizar las infinitas tardes-noches de lluvia, la que se cabrea, la que cocina fatal, la que les ha puesto Toy Story 1 y Toy Story 2 doscientascuarentamil veces, la que desafina cantando Hakuna Matata y hasta les enseñó mal el Jingle Bells, que yo decía "How fun it is to ride"y resulta que es "What fun", que para eso fun es sustantivo...
de mí la madre imperfecta a más no poder.
Escribir un cuento para un hijo, a mis ojos de escritorcilla de tres cuartos que no vale na, supone un poco inmortalizar un recuerdo, atrapar un momento de esa infancia que corre tan rapidísimo, clavarle una chincheta y decirle, ahí te quedas, ahora no te me escapas ya más del corazón, porque aunque me olvidase de esas tardes en que te divertías como un loco escondiendo las letras de plástico del puzle ese de colores de gomaespuma que compramos en el chino, y las guardabas todas detrás del sofá amarillo del cuarto, sí, ese en que te has meado 4.237 veces.... aunque se me borrase esa imagen de la memoria, tu risa gamberra y cascabelera y nuestro embrujo para recuperar las letras ("ma dové sará finita la A, la letera A... de Andrés") ahí está publicado "El robaletras" y a poco que me descuide me serviría de guantazo para espabilar la memoria.
Y encima publicado en Principia, nada menos, que es un tesoro de revista, tan bien hecha, tan valiente, tan amorosa y fantástica que no sé qué hacéis  que no estáis ya suscritos....

Tengo que escribir más cuentos, porque crecéis muy deprisa y yo tengo una cabeza de chorlito.
Y luego ya veremos si consigo publicarlos o no, pero que al menos estén en alguna carpeta del PC, que pueda releerlos al menos yo, de cuando en cuando.

Este otoño de terremotos y anocheceres ya a las 4 de la tarde, no solo me deja esta deliciosa colaboración con Principia, sino una columna -de la que me siento "fierísima", orgullosérrima- en la revista local digital, Cronache Maceratesi Junior, Batti5 (aquí os dejo el enlace ,toda visita cuenta).

Y, aunque de momento todo lo hago por amor al arte y a las letras,

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