El parto de Garbanza III. (2)

Me había quedado subiendo a paritorios, tan tranquila, y esperando al amore que tenía que lidiar con la logística de las dos marmotillas, la guarde, el desayuno y el 2do piso sin ascensor (ahí es na)... Como no me dolía nada, nada de nada, el asunto "enema" (que en O'Donnell son muy fans) me pareció mucho menos horrible que la otra vez, en todo caso menos hórrido que el pedazo de pañalón asesinadignidades que me cascaron ineluctablemente... No me preguntéis por qué, que en el primer parto se lo ahorraron.



De esa guisa, ataviada con camisón, pañalón y encaramada en una pelota de pilates prestada, iba a recibir al amore cuando el pobre hombre (9.45) pudo por fin completar sus quehaceres y llegar a paritorio2, el mío. Me acompañaba mi matrón, Ramón, y mi matrona residente, una pelirroja muy mona que se llamaba Marta.

fijaos si estaría lozana esperando a M* que me hice un "selfie paritorio"

A esas alturas me habían roto la bolsa con una lanceta (aunque los muy troleros en el informe ponen que llegué con bolsa rota) y mis contracciones no se habían incrementado lo más mínimo. Habían visto, además, que el líquido estaba manchado, es decir, que Garbanzuela se había hecho caca ahí dentro, lo que suele significar que no puede uno demorarse con tonteces. Le habían puesto un monitor en el perolillo (que me juraron y volvieron a jurar que no le dolía nada) y ahí estaba yo, dilatando.

El momento oxitocina empezó como que tampoco era para tanto. Eso whatsappeé, me ponen oxitocina pero sigo sin sentir nada. Iba a ser cuestión de minutos (o segundos) que me tragase mis palabras con una ristra de contracciones que la madre que las trajo... ¡qué pasada! La parte curiosa es cómo cada vez que viene una parece que te escurres por dentro (esa sensación, que tampoco recordaba de mi primer parto, me pareció muy peculiar). La parte tremenda es el pedazo de dolor que sientes, que joé. me doblaba. Nota al pie: en una de esas, doblada sobre mi pelota, sentí unas caricias y consuelos. Yo toda mimosa, agradecí al amore. "te quiero". Pero no era el amore, que me miraba desde lejos con estupor (quizás el efecto "pañal") sino mi aplicada matrona Marta. Ciertamente la quise mucho en ese instante.

A todo esto yo iba de machorra diciendo que epidural no quería (ya hablé de eso hace varios post) y al matrón como que no le podía importar menos el asunto. También, en paranoia con lo del meconio en el líquido amniótico, cada vez que pasaba Ramón le decía que si me tenía que hacer cesárea, de verdad, ya mismo. Tipo 40 veces se lo pude decir. Y él me tranquilizada... Pero sucedió que de pronto, tras una nueva exploración, entró mi diligente amigo y me dijo que el líquido estaba más sucio y que los gines habían visto el monitor perolero de garbancita y que él me sugería que me pusiera la epidural a la de ya mismo, que no fuéramos a acabar en cesárea al final y, sin catéter, me tendría que dormir entera (también me habló de un posible parto con fórceps sin epidural, que sería muy poco romántico).

Como soy muy bien mandada, accedí inmediatamente. Y esa fue la parte un poco más feúna porque lo de quedarte quieta quieta con ese pedazo de contracciones era de una gran dificultad, creedme. No sé si por agobio ante el posible sufrimiento de garbanzuela, si por miedo, por la droga o por qué, empecé a ver todo borroso mientras me preguntaban si solía tener la tensión baja: 9-5, 8-4, 7-3... y bajando. No sé qué me chutaron. Glucosa imagino y hala, ya estaba yo preparada para seguir.

Nueva exploración. Todo rapidísimo. Hale. Ya has dilatado del todo. Y yo sin creérmelo porque me acaban prácticamente de pinchar la epidural y ya podía empezar con los pujos.

Ramón me iba guiando de maravilla. Prepararon toda la parafernalia de lámparas, agarraderas, llamaron a gine y neonatólogos y reapareció mi matrona de mi primer parto en O'Donnell (le había comentado a la auxiliar que parí con ella y fue mi amuleto y allá que volvió). Me ofrecieron el espejo. Sí!! Lo quiero. Pero lo tenía otra mamá (ya me había tocado la pelota, se ve, no es cuestión de acaparar)

En cosa minutos, cuatro pujos, dos puntitos de desgarro y mucho amor, toqué la cabeza de mi pequeña, como un melón entre las piernas y enseguida salió, como un pececito, dirigida por mi matrón que daba la impresión de orfebre, tan cuidadoso, tan cariñoso, tan majo él. Y me la pusieron en el pecho, sobre mí, puro milagro infinito, y estaba vez estaba con el amore a mi lado, y ella era y es tan cachorra, tan bonita, tan calentita y fascinantemente perfecta que en ese momento lloré y lloré con el milagro de la vida. (también pensé que si eran así de facilitos, tenía lo menos otros cinco)

Y esta vez sí hice piel con piel y no hubo UCI, ni sustos, ni bracitos rotos ni na de na. Y llegué a la habitación tan pancha y cuando llegaron, unas horas después, las primeras visitas, estaba como una rosa.

Esa misma tarde, Garbanzuela conoció a sus hermanitos, pero eso, el encuentro, en otro post.

Comentarios

  1. Muchas felicidades!!! Me alegro que todo saliera genial!!
    a mi me topa para el 5 de diciembre!!! A ver si me va igual! :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Seguro que va perfecto! Es lo más normal. Que un parto sea bonito, cortito y precioso. Ya verás que el tuyo será así.

      Eliminar
  2. Pero qué parto más estupendo!! A pesar del susto inicial por el sangrado firmo ya mismo por uno como el tuyo. De todas formas ya tocaba tener suerte, que con los mellis fue toda una odisea. En fin, cruzo los dedos porque me toca pasar el trance en una semanita o así, no veo la hora de desalojar al bebito.
    Ya nos dirás si después de esta experiencia te animas a tener otro garbanzo más, jejeje

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Solo una semana? Pero qué rápido ha pasado!!! Pues lo de tener más... a ver cómo seguimos desarrollando la logística y el feedback del amore... pero por mí, lo tendría requeteclaro. A hacer la competencia a la familia Trapp, o los de las pelis de postguerra con ese Chenchu que se perdía por la plaza Mayor.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares