Gozos prodrómicos: andares

Ya comentaba que para ponerse de parto en un santiamén, lo que hay que hacer es caminar y caminar como si no hubiera un mañana. Ja, ja, ja, ja.
Y otro ja.
Los trucos de abuela (y de gine, porque los míos también me instan a que ande y ande) no valen para Garbanza Perolina III. Eso o que no camino bastante. O va a ser que mi ritmo caminante y mi cadencia seductora al pasear no son suficientes para que el `Expediente Parto' termine de prosperar.



Porque ¿se puede caminar con menos garbo, con más incomodidad, con un ritmo más hórrido que en semana 41? No lo sé, pero mis andares agónicos me hacen pensar en las siguientes referencias zoológico-filmográficas... (y anoto entre paréntesis que mis andares son un poco patéticos y nada bonitos de ver, pero también son perseverantes, empecinados, jadeantes e impertérritos al desaliento, puesto que prácticamente todas las mañana me hago sus dos horitas parriba pabajo y luego paso la tarde con los mellis, y eso incluye poco paseo pero a cambio supone: escaleras arriba o abajo con ellos encima, N montadas en el tobogán -tengo unos brazos que ni Michelle Obama-, carreras a por la pelota, carreras detrás de suicidas, carreras a gatas cual salvajes leones o dinosaurios... en fin, mucha carrera)

¿Veis qué guapetona y resultona esta embarazada playera?
Nada que ver conmigo. Pero nada de nada.

Total, ¿en quién me hacen pensar mis andares?:

- Primero pensé en paquidermos. Todavía (y fijaos mi resignación al emplear este adverbio) mis tobillos no han alcanzado nunca dimensiones elefantiásicas, pero el resto del cuerpo, sí. Si habéis visto El Libro de la Selva (y si no la habéis visto, muy mal hecho), la Caravana de Elefantes os puede dar una idea de mi gracejo paseador. "Un, dos, tres, cuatro con el un, dos tres y..."




- El cuerpo echado para atrás, la cadencia algo torpona... enseguida me dio otro fogonazo de a quién me parezco realmente... Al monstruo gigante de Marshmallows del final de 'Cazafantasmas'. También él tenía retención de líquidos... y mala leche



- Mala leche a lo Godzilla, al que también me doy un aire, por el caminar pausado, pesado, cansado, como de peli vintage de serie B, la espalda hacia atrás y ardores capaces de lanzar llamaradas (que solo le faltan al monstruo las manos en los riñones tantas veces, y ya soy un calco del mutante dinosaurio destructor).



Últimamente, con 17 kilos encima, cuando me cuesta incluso andar, y más bien me arrastro por las cuestas un poco empinadas (el camino a la guarde es mortal), y el termómetro marca la millonésima ola de calor de este verano tórrido donde los haya, en quien pienso es en una especie de reptil gigante y sudoroso, y el que me viene a la cabeza es Jabba el Hutt, el malo malísimo y babosísimo de la guerra de las galaxias, ese bicho feo. Yo prodrómica.


Comentarios

  1. ¡Qué aguante! Eres supermamá, porque con la tripota y el calor no me veo capaz de aguantar ni las dos horas de paseo mañanero que comentas ni la tarde de parque detrás de las fieras.
    Yo debo ser flojurria, porque como me pase un poco de rosca andando estoy con las piernas acalambradas el resto del día y con unos dolores de ovarios muy incómodos. Vamos, que donde mejor paso el final de la tarde es en la cama con un libro.

    Besotes enormes. Espero que pronto nos des buenas noticias y nos digas que la bebota ya está aquí.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares