Suor Vittoria

Desde el 15 de septiembre, A y M van al cole de mayores. Bueno, de mayores, mayores, no. De mini mayores. Lo suficientemente grandes para decirle a Marty: "no marty, tu no, sei piccola".
Van a lo que aquí se llama Scuola Materna (que en España era, en mis tiempos, Preescolar) y, pese a mi reticencia inicial, han comenzado en las monjitas de enfrente de casa. Que aunque el recuerdo de mi adolescencia con las dominicas era regulero (esa efervescencia hormonal intuyo que casa así así con la disciplina y el recogimiento), lo de estar a dos minutos y medio de casa a pie, con mellis y retoña de 13, ahora 14, meses era tremendamente tentador.



El caso es que estamos encantados. Las maestras casi todas son laicas, la verdad, aparte Suor Eseta (una samoana que, dios me perdone, me recuerda inevitablemente a los hipopótamos de Fantasía y que tiene un vozarrón que a cualquiera se le ocurre llevarle la contraria).

Pero ahí están las monjitas (hijas de la adolorida, no sé traducirlo) pululando, tan dulces, tan hacendosas, con sus sandalias encima de las medias de color abuelita y sus rebecotas gruesas encima del hábito, tan súper mimosas con los peques, que, la verdad, me trago mis prevenciones previas, de momento, porque hasta ahora solo he visto escenas a cual más amorosa.

No solo me chifla que Suor Agnese (que creo que es la jefa aunque no me parece muy correcto preguntarle directamente si es la madre superiora) me deje despertar a los peques de la siesta yo, y, así me permita entrar en esa especie de estancia de Peter Pan donde duermen todos, bimbi sperdutti deliziosi, en sus camitas, tan al calducho que da penita interrumpir la siesta...

Mi favorita en absoluto es Suor Vittoria, la entrable nonagenaria que, encogida y friolera, abre y cierra la puerta cada día, con llave siempre, no se escape ningún querubín, y pregunta a diario si están bien, si lloran al salir de casa, si han desayunado, y luego choca esos cinco, y saluda "Buon giorno"... y se sabe ya el nombre de los 120 pupilos del cole... bueno, a A me lo ha rebautizado y para ella es Alessandro.

El caso es que mi Alessandro finto ya ha entendido (ha capito subito, subito) que es ella, Suor Vittoria, la que realmente manda y la que tiene el poder más importante, el de la puerta. Así que como es un zalamero de cuidado, cuando le da el venazo le lleva flores que encontramos por la calle, margaritas silvestres amarillas o florecicas rosas de trébol o unas como muy marcianas de color gris que crecen en el bordillo y que a mí me parecen flores abisales (Andrés, que es un poeta, las llama "fiori di luna"). Las que sean. Y yo le pregunto si son para mí. Y él que no, que para Suor Vittoria.

Y me imagino que a ella le hará ilusión. Porque le atusa toda coccolosa la coronilla. Y le dice "ay, alessandro, che birichino" (qué pillastre diría una abuela patria nuestra). y le achucha lo que Andrés se deja, que Andrés es de poco dejarse, muy poco dado a achuchones.

Total que el otro día pillé a Suor Vittoria dándole gominolas de contrabando a mi prole, así que algo han funcionado las florecillas matutinas, que ella recoge con sus manos antiquísimas, llenas de nudos, con esos dedos delgaditos y blanquísimos, los mismos que saludan y abrazan, uno por uno, a cada pequeñajo que llega al cole.

PD. Ayer, cuando fui a recoger a los peques, Suor Vittoria había cambiado sus sandalias romanas por unas pantuflas nuevas, unas pantuflas negras completamente recubiertas de lentejuelas chiquititas que me hicieron sonreir gozosamente. Mola infinito Suor Vittoria

Comentarios

  1. No sabia que vivias en Italia! Antes estabas en España verdad?
    Que tal la experiencia? Yo he sido mami en Suiza y no siempre es facil estar lejos de casa ...

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    1. Nosotros nos mudamos aquí hace un año y ha sido durete en muchos sentidos... también emocionante, pero varias veces he estado a un tris de enloquecer mucho. Me encantaría cono cer un poco más tu experiencia. Cuánto tiene tu o tus peques? Un besazo

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  2. Muero de amor con tu historia, Ana :D Si los niños son felices, y encima están cerquita de casa, ¿qué más se puede pedir?

    Un besete para los cinco! (Addolorata se traduce como la Dolorosa nuestra, vaya, la virgen de los Dolores!)

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    1. Si es que eres una súper políglota! ya podíais pensaros venir a vernos (que tenemos mogollón de sitio!) y así le dabas vidilla al italiano. Miles de besos

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  3. Ana pero qué preciosidad, que delicia como escribes y describes esas escenas tan entrañables. Perdona por entrar de puntillas por aquí pero me ha atrapado tu historia! Encantadora

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    1. Gracias, preciosa! a ver si empiezo a sacar más tiempo para mantener vivo el blog. Miles de besos a tus preciosidades

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