¿Qué necesitan los bebés? Mi top3 de objetos más útiles y más inútiles

El otro día, una amiga embarazada expresaba en IG su estupor sobre el apabullante universo de cachivaches que parecen necesitar los nasciturus... minicuna, cuna, supercuna, maxicosi, silla de coche, capazo, carrito grupo3, grupo2, sillita, esterilizadores... un batiburrillo de complementos (a veces bastante voluminosas) que a los papás, sobre todo los primerizos, les deja ojipláticos, boquiabiertos y bolsillomenguados...
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Yo pensaba que mis mellis iban a necesitar un tutiplén de cosas. La pequeña Martina ha sido mucho más espartana. No sé si es una tendencia normal o a nosotros nos ha ido así. Porque, desde luego, mandan las circunstancias y algo que sí he constatado es que el cacharro que te ha hecho más apaño con un hijo puede ser que se quede en el desván con el siguiente, ninguneado y solo (por ejemplo, el parque, un recinto que con los mellis me resultó bastante tranquilizador -salvaba mi cordura cada vez que tenía que dejarlos solos para correr a montar la sillita en el portal- y que Marti ni ha olido ni olerá ya a estas alturas).

Ya no lo encuentro en amazon, pero era este



Así las cosas, con un balance de tres pequeñajos en mi prole, anoto los que diría que son los cinco imprescindibles para toda madre.

1) La mochila de porteo y similares. Vivir en un segundo sin ascensor recién parida de mellis y que la tercera te salga con alma de koala, ha convertido a nuestra Ergobaby comprada de segunda mano en un auténtico must (Manuela si tú supieras la vida que le hemos dado!). A mí también me gustan los fulares, los elásticos (el boba se usa solo hasta los 6-7 meses porque luego los hijos pesan y rebotan), y, menos, las bandanas (porque me acaba doliendo la espalda siempre) aunque compré una para forzar a Andrés a mover su bracito izquierdo en recuperación en el verano de 2014. Pero vaya que sin mochila no sabría vivir. Hasta tuve la gemelar, con la que parecía cargar un gigantesco acordeón... la usé los primeros tres o cuatros meses de los pequeñajos, durante esa baja tan dura sin ascensor...

2) Un bolso enorme. No hace faltra que sea pijo específicamente diseñado para madres (igual luego ayuda, no lo he tenido) pero que sea gigante. Mi padre nos hizo uno con un vaquero que ha sido parte de nuestro día a día cotidiano e, incluso superada la operación pañal, sigo cargando mamotretos considerables (un día os paso el soneto sobre bolsos de madre que escribí el año pasado)

3) Una buena sillita. Odié con todas mis ganas el primer carrito jané doble de los mellis (heredado y odioso, tan incómodo y pesado que, en una cuesta, consiguio que me saltaran mis puntos), amé el cochecito prestado de Marti, con su capazo, pese que apenas lo usamos un mes y ella siempre prefirió la mochi. Pero la MacLaren Twin Pro, desde que a los tres meses y medio pasé a los peques, hasta los dos años y medio, dos años y 9 meses (fue en verano de 2016), que le dijimos adiós me ha dado la vida tantísimo que creo que sin ella hubiera enloquecido irremediablemente, o aún más de lo que lo hice. Dicho lo cual puedo anotar que hasta la fecha (19 meses) creo que Marti ha usado su sillita un total de 3 veces. O camina o va en brazos. Silla no.

En cuanto a los tres objetos más inútiles para mí.

1) La hamaquita. Mis tres hijos la han odiado con todas sus fuerzas siempre. Jamás han permanecido en ella más de escasos minutos, y eso entre alaridos de rabia. Con los mellis alguna vez la usé para dar el bibe simultáneo pero era tal el estrés y tales sus aullidos... que casi era mejor dejarlos en la cama o sofá a riesgo de que rodasen un poco... Mira que nos regalaron dos hamaquitas mega cuqui, no triunfaron pa na.


2) La minicuna... Mis mellis durmieron sus primeros tres meses en capazos que heredamos, muy monos, y para Marti nos dejaron una minicuna de porteo que era preciosa y maravillosa. No la usó jamás, porque Marti desde prácticamente el minuto cero dejó claro que el colecho era lo suyo, que eso o no dormía, ni al lado ni cerquita, pegada cual lapa... o eso o nada. Así que no la usamos na

3) Esterilizadores y similares. Será que soy cochina, será que no tengo mucho tiempo, será que me parece un exceso. Nunca los he usado.

Tampoco he conseguido jamás hacer esos moldes de piececitos y manitas, que me parecen amor, pero que estaban ya pasados y con la masa estropeada cuando los he recordado,; ni creo que tenga sentido comprar esos robots de cocina para bebés (nosotros tuvimos uno que usábamos para calentar potitos por el integrismo anti microondas de mi marido) cuando una buena olla exprés cocina mucha más cantidad y sin muchos arcanos...

Y en cuanto al cubo prensapañales... nos lo regalaron pero lo hemos usado casi siempre sin las bolsas reglamentarias, de modo que cualquier otro cubo estándar hubiera hecho el mismo apaño (cubo estándar y bolsitas individuales para cacas especialmente fétidas)

¿Qué pensáis? ¿Qué aparejos os han ayudado más a vosotras? ¿cuál no volveríais a comprar ni jartas de vino?


Comentarios

  1. Yo no hubiera sobrevivido sin el parque y la trona para comer porque mi lagartija no es capaz de estar sentada ni dos minutos y al menos en la trona, con la bandeja por delante no puede escapar, jejeje y le he podido dar de comer con la tranquilidad de no tener que correr los mil metros lisos en cero coma...

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  2. Hola Ana! Pues coincido contigo en casi todas. Es que el tercero nace sí o sí espartano, ¡no le queda otra! Mi pequeño Tamagochi no ha olido la cuna, pasó de la cama de sus papis a la suya propia. Y el parque que tanto usamos con los mellis, con él era un vertedero de juguetes.
    Y la mochila, con el tercero, también imprescindible para nosotros.
    Un beso, espero que estéis bien

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