Sobre machismo y sexismo en Italia: impresiones

Este post lo escribo mientras Marti ve Monsters. Inc: una peli que, por estar en la línea de Toy Story, intuyo que será una peli para "maschietti" -hombrecitos-, una macho-peli en los parámetros de mi suegra, un divertimento que no sabe cómo ven también y disfrutan muchísimo mis benjaminas. "Pero cómo les pones esta película de chicos? me ha soltado ya un par de veces....Si Toy Story lo es porque los protas son un astronáuta y un vaquero... esta que es de monstruos...
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Escribo este post después de que, el otro día, mientras buscábamos un huevo de chocolate, nos topásemos con los Kinder ya preparados para festejar la Pascua, huevos gigantes oportuna y clarísimamente etiquetados (en primera línea del envoltorio se ve) "per lei" para ella, y "per lui", para él. Siendo los de "maschietto" de Spiderman, Hulk o como mucho, la Patrulla Canina y los de "femminuccia" (mujercita, o más bien "mujerucha", porque a mí ese "ucha" me recuerda inevitablemente el peyorativo español) de Frozen, el Hada Mía o cualquier almibarada Princesa Disney. Rosa.
Hay algo, creo yo, chungo en ese catalogar hasta los huevos (de choco) y tener que poner una etiqueta (viril o no) incluso a las golosinas, no sea que le des a una niña un huevo de Thor o, mucho peor todavía, se te ocurra obsequiar a un muchachote con un huevo ornamentado con los rizos rubios de Elsa. Como si no supieran igual los dos chocolates.
En España no ocurre ya, creo, pero aquí las grandes jugueterías tienen el pasillo de las crías (con las cocinitas, las casitas de muñecas y los bebés) y los de machote, con las construcciones y los dinosaurios. Y con detalles tan absurdos, como el mismo tobogán en rosa en un departamento y en rojo, verde, amarillo o azul en el otro. Porque aquí a las niñas les pertenece el rosa, el rosa y el lila (y las lentejuelas) y el resto del espectro cromático es cosa de hombres.
Pues no. No estoy de acuerdo.
Por eso le pongo sin problemas a Marti el plumas rojo y el amarillo de su hermano (y me dicen siempre que es un niño, pese a las coletas)
Por eso a Andrés le gusta jugar también con sus hermanas, con las Barbies (acabamos de heredar la mega mansión que es la pera limonera) y si en el parque Marti hace que llora su Nenuca (Lala, Lola, Lili, Lulú, Lala Dúe o la novísima y minúscula Lele) Andrés le ofrece su teta, solícito. Porzque es lo que hago yo
Y le flipa recoger flores, mucho más que a le sorelle M&M, flores para mí, para la abuela, para la profe, o para él mismo, porque le encantan las flores. Y eso no le hace ni menos macho, ni más.
Hay un sesgo ridículo e irrisorio en la cara de pavor que me puso el amore un día en que, harta de que me lo pidiera mil veces, le cascase a mi hijo el disfraz de Elsa, mucho más chulo, la verdad, que el de Super Pipistrello...
Honestamente, no creo que se pueda amariconar a un niño.
No por ponerle un día un disfraz
Pero sí creo que se puede educar en otro modelo de hombre, De verdad lo digo.
¿O es que es justo que si una madre se lleva un fin de semana a una de sus hijas a Madrid, su ciudad natal, se convierta su marido en símbolo de heroismo por quedarse con dos niños -y abuelos, padres del marido- dos días (cuando la madre lo hace cotidianamente y a menudo con los tres)?
O, sobre todo, una escena que para mí es sintomática y para mi marido no significa nada.
Os la cuento y me decís, si os apetece
Escenario (repetido), cena multitudinaria de amigos en casa, platos sucios a cholón, madre 1 (B) o madre 2 (G) o esposa 3 (G2) o novia... se ofrece a fregar los platos o comienza a hacerlo sin mi permiso mientras lidio con la multiprole (en estas cenas, sobra decirlo, con la prole lidian siempre indefectiblemente las madres, siempre, 100% de las veces)
Nunca, jamás, de los jamases, se ha ofrecido un hombre. Jamás.
Yo espero que en un futuro mi hijo contribuya natural y felizmente a recoger y sea suficientemente gentil para ofrecer su ayuda, sin pensar que eso le hace menoS tiarrón. Sino solo más cortés y más educado.

Comentarios

  1. Estoy de acuerdo, todo es la educación, es primordial y hay que verlo en casa, así que a todos los amores hay que ponerlos a currar en casa y con los niños

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  2. Lo de los huevos Kinder es un síntoma de lo que nos espera. Y sí, en las jugueterías que no son Imaginarium hay pasillos rosas y pasillos de chicos. Y me muero de pena. En casa a Miguel le gusta más jugar con coches, pero la mayoría de los que tiene son de su hermana. Y también juega a las muñecas y no se le caen los anillos. Ojalá la nueva generación supere estas chorradas...

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  3. Yo soy de los que se ofrecen a fregar, así de rarito soy. Y así me ven mis niños, fregando, haciendo camas, poniendo lavadoras y tendiendo. Poco a poco, ya con 11 años, les voy pasando el relevo. Cuando sean mayores no dependeran de nadie y serán responsables de su vida, también en lo doméstico, como su papá.

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  4. eso, justo eso, pienso yo! Aunque aquí no es que los hombres no lo sepan hacer, es que si hay una tía, es su jurisdicción

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  5. Tengo comprobado que a mi chico le dicen nena y da igual que vaya con un chándal azul, que con unos vaqueros y una camiseta rosa... Quicir, que más del pie me tira lo que digan. Anda que no se lo pasa bien poniendo y quitando lavadoras (de su ropa, más manejable con sus 85 cm de altura, q no le veo yo cogiendo sábanas). Colabora con mamá o con Papá, a lo que hacemos ambos. En efecto no creo que su éxito o felicidad futura dependa de jugar a las cocinitas o los coches, y disfrazarse de Elsa o Superman. Ojalá fuera tan fácil.

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