Las clases preparto (impresiones. I)

Las clases preparto son un poco un rollo, eso de entrada. Bueeeeno, supongo que tienen su valor, pero dos horas, de 6 a 8 de la tarde, con una matrona que sistemáticamente llega 20 minutos tarde y unas colchonetas tiradas en el suelo que te hacen acordarte de cada una de tus costillas, cada milímetro de tus riñones y cada fracción de tu dolorido culo... así, de primeras, molan poco. Vamos, lo de estar tirada en el suelo dos horas con mi volumen actual no mola absolutamente nada.

Me fascina que en toda foto de ejercicios premamá salgan siempre tripas al aire.
Este lo hacemos y nadie enseña panza...

Yo he empezado estas clases, además, bastante tardecito. En la semana 31. 8 martes nada menos duran... de manera que no garantizo no haber parido para cuando nos quieran contar lo que a priori más apetece que es cómo se cuida un bebé (que si el cordón, que si el bañito, que si entender por qué llora, que si lactancia, que si pediatra...)


En mi clase cada vez hay menos chicas. Es una clase menguante. Empezamos más de 20 pero a la segunda semana ya habían huido unas cuantas (la primera, una chica árabe que no entendía una palabra de castellano y salía a vomitar cada 15 minutos aproximadamente. Su barriga -en realidad todo su ser- era el doble que la mía y ella solo estaba embarazada de un bebé) Papis... pues según el día.. vendrán cuatro o cinco. Mi marido se escaquea lo que puede (vamos, vino a la primera y never again... debo añadir que lo comprendo).

Y es que la primera jornada, en particular, fue de traca, con una especie de 'brainstorming' de nuestros temores de futuras parturientas y unos ejercicios muy parecidos a los que hacía en pilates pero en más blandito. Mucha respiración y mucho padre llevador de contrarias (en realidad era solo uno, pero también era muy plasta, cada palabra de la matrona la tenía que cuestionar el jodío). Menos mal que a la salida nos dieron una especie de canastilla -rellena sobre todo de publi, pero bueno- para compensar...

La segunda semana, con un aforo mucho más reducido, empezamos viendo una peli de los años 70 en VHS, una copia rallada en la que la mitad inferior de la pantalla parecía 'Poltergeist' (no se veía na... "Igual es la última vez que podemos usar esta cinta"- apuntó la comadrona). Se llamaba 'La Aurora de los Sentidos' y aparte de dejarnos claro que los niños necesitan estimulación y que oyen desde la semana 26 de embarazo y, desde que nacen les calma la voz de su mami, incluía una escena memorable en que un hombre sacaba la lengua y hacía muecas a un bebé. El bebé pasaba tres pueblos durante cosa de minuto y medio pero, de pronto, se ponía a imitar las carantoñas horribles de su acompañante. Era maravilloso. Pienso probarlo con los garbancitos. Igual piensan que soy muy tonta y me siguen el rollo...

Esa semana incluyó otro highlight con la explicación del masaje perineal. Vaya de entrada que, considerando mi actual volumen abdominal, mi perineo y yo estamos abocados al total extrañamiento visual (que no me veo los bajos, vaya, a no ser que sea con ayuda de un espejo). No he sido capaz, aún, de entregarme al tocamiento flexibilizador... Y además tengo que comprar el aceite de marras... que el de oliva fijo que no sirve y el que tengo de rosa mosqueta pues tampoco me inspira mucha confianza por ahí... Todo será que al final evitemos la cesárea y me casquen una terrorífica episiotomía, por lista y gorda.

Y en la tercera (en la que la propia residente se había unido a las evadidas, hasta ella se escaqueó) nos explicaron qué son las contracciones y para qué valen. Pero vamos, que yo sigo nerviosa por si seré capaz de reconocerlas, así que claro lo que es claro claro no me quedó... En otro post me detengo en ellas, que lo merecen...