La Baja preparto... o cuándo implorar un descanso antes de dar a luz

A menudo escucho a orgullosas mamás que se vanaglorian de haber currado hasta 10 minutos antes de parir. "Pues sí, yo trabajé hasta la semana 40 y corrí a urgencias de madrugada, mientras comprobaba la bandeja de entrada de mi blackberry" "Pues yo rompí aguas delante de la máquina de café", "Pues yo terminaba mis últimos informes en la oficina con contracciones cada minuto y medio, luego ya me fui a parir, cuando cerré" " Pues a mí me tuvo que asistir mi jefe en la sala de reuniones, parí sobre la fotocopiadora y en lugar de cortar el cordón umbilical usamos la grapadora".

Parece que semejante sarta de 'méritos' (o deméritos) las convierte en como más machotas, más admirables o más qué sé yo... Subrayo desde ya que esa no es mi clase de heroicidad en absoluto. Que me miren mal si les apetece.

Preñada abochornada por mi falta de celo laboral... o con jaqueca. Su tripa es la mitad que la mía...

En embarazos gemelares los ginecólogos y médicos de cabecera suelen generosos o muy generosos a la hora de firmar un parte por Incapacidad Temporal. El volumen de la barriga en semana 29 o 30 es igual al de una monomamá a término y los achaquillos o achacazos de embarazada se multiplican (edemas, dolor de riñones, de costillas, falta de aire, mareos, náuseas, pesadez extrema de piernas y varices... vamos, de todo eso yo tengo)

Sucede, además, que la amenaza de parto prematuro es mucho mayor y, con frecuencia, se pide a la preñada que descanse cuanto pueda para que los peques se queden en su tripota lo más posible. Que estén bien hechitos y acabaditos cuando quieran salir...

Como yo trabajo en la universidad, soy profe, tengo mis vacaciones en agosto quiera o no. Es decir, la universidad no abre. Puedo investigar, escribir 28 artículos o 17 monografías, atender a estudiantes, dirigir tesis si me da la gana, pero agosto cuenta como mi mes vacacional y me tengo que quedar en casa porque los despachos y aularios están cerrados.

Así que agosto estuve más o menos tranquilita pero llegó septiembre, y fue volver a coger el metro y aunque no me habían asignado de entrada docencia en primer semestre, la verdad es que se hacía cuesta arriba la rutina... tenía que hacer escala en la salida del metro...

Así que en semana 32, con un volumen abdominal equivalente a mi altura en cm (exagero, pero poco), perpetuo dolor de costillas, insomnio contumaz y gente jaleándome por la calle (ánimo, ya te queda poco) fui a mi centro de salud y le rogué a mi doctora que se apiadase de mí. Y no me puso ni media pega (mi embarazo es alto riesgo por mellicismo y fallos trombóticos, así que baja más que autorizada)

La gine de O'Donnell me había dicho que me observase y que si veía que me cansaba un montón o estaba incomodísima, yo misma. El hematólogo y cirujano cardiovascular me habían recomendado que me dejase de rollos y me quedase currando en casa si es que tenía muchas ganas de currar. Así que no me corté. Y me la dieron sin chistar.

Hay que tener un pelín de cuidado con la baja porque a partir del mes 8 de gestación, cualquier gestante puede anticipar su baja maternal (16 semanas en embarazos simples, 18 en dobles) y empezar a consumirla desde ya. Y no, obviamente nadie quiere eso de ningún modo (que suficientemente corta es). Así que déjaselo claro a tu médico.

Luego, lo que yo tengo que ir haciendo es mandar los partes de baja (el primero a los 3 días, los siguientes los renuevan cada semana) a RR.HH de mi empresa, tanto escaneados como la copia física original.

Tras el parto (imagino que el día siguiente) tendrá que ir mi marido y solicitar mi baja maternal verdadera, pero de eso hablo en otro post, que estoy un poco mosca con mi empresa y quiero aclarar algunas cosas todavía.