En busca del ginecólogo interior....

Una va con su panza de embarazada, feliz de la vida, y la gente le habla más. Mucho más. Las embarazadas somos un imán para las confidencias, chascarrillos y leyendas más o menos sórdidas de todo tipo (ya hablaré del 'aterrapreñás)

Por supuesto, puedes cotillear lo que quieras si llevas estos sombreros

Si la panza es gemelar, ya ni te cuento, la desinhibición de los curiosos es absoluta y cualquiera,  cualquiera... desde la revisora del gas (verídico) a la esporádica compañera de ascensor te cascan sin dudarlo el típico "¿Y son naturales?" que a mí tanto me revienta (No, son de poliespán... si la persona en cuestión me ha caído gorda le replico ¿Y tus tetas? Si no, procedo a describir mi árbol genealógico con mi abuelo mellizo, mis primas gemelas y toda la historia... ¿qué necesidad?¡qué pereza!)


Total que esta apertura al diálogo me ha hecho redescubrir que nuestro país de charanga y pandereta, es también un país de tertulianos, sí, esa gente que sabe absolutamente de todo, y lo mismo divaga sobre física nuclear que sobre politología o poesía Grecolatina... y que ese tertuliano lleva siempre, en lo más profundo de su ser, cual Pepito Grillo irrenunciable, un ginecólogo interior, una eminencia que, no, no puede permanecer muda.

Porque chica, si estás preñada, todo el mundo te va a ofrecer una sesuda opinión obstétrica gratis en plena calle, da igual que la quieras o no. Te callas y escuchas.

Por ejemplo, tu doctor, un reputado especialista, una persona en la que confías plenamente, te ha dicho que tu altura uterina es perfecta, que el peso de los bebés es magnífico, que todo marcha bien... pues, ¿importa? No. Para el ginecólogo interior de la frutera ni lo más mínimo, tu tripa es enfermizamente descomunal, tus niños son macrosómicos, con los peligros que eso conlleva (no importa que no los vea, que no tenga mirada de ultrasonidos, ella lo sabe, lo huele...) y te estás poniendo como una ballena...mal vas.

Lo peor es que para tu compañera de Pilates tu tripa es diminuta, enfermiza, ¿estás segura de que son dos? ¿mellizos? ¿Y están bien de peso? ¿de verdad? ¿No te ha alertado el médico de lo pequeña que es? Y así como en el cuento del padre, el hijo y el burro camino del mercado.

Eso cuando no te dicen lo que tienes que comer, lo que debes comprar, cómo será el parto, lo facilísimo que es criar mellizos (gente siempre que tuvo a sus críos de uno en uno) o cualquier memez que, realmente no te interesa lo más mínimo.

En fin, supongo que lo que sea por no callar.
¿Y a vosotras? ¿Os aleccionan por la calle? ¿Os interrogan? ¿Os habéis encontrado con muchos obstetras espontáneos?