El gran dilema... peso durante el embarazo

Nunca me las prometí muy felices. Lo reconozco. Desde antes de quedarme embarazada y por motivos nada bonitos que no me apetece contar, el endocrino detectó que tenía resistencia a la insulina y él -hombre de pocas sutilezas y maneras bismarckianas- me cascó dos pastillazos de metformina al día y una dieta estupenda de 1.500 calorías. En mes y medio había perdido 7 kilos y me quedaba en un IMC de 18 y pico.

¡Y me preñé! Pensé que me libraba de la dieta, además que llevaba 7 kilos de margen... yujuuu... ¡Iba lista!

En todo caso, mi vena pantagruélica habría de esperar un poco. Las náuseas, potas y sustazos del primer trimestre (a lo que debemos sumar que seguí tomando metformina por indicación médica hasta la semana 15) me hicieron perder otros dos kilos más en las primeras semanas de preñez. Aunque esos dos kilillos los recuperé muy alegremente en la semana 9-12.

Y entonces es cuando me empezaron a salir fetén los análisis de glucosa y a la semana 15 me dijeron que dejara la metformina. Y apareció mi Gargantúa interior y pese a que el médico me había dicho que lo suyo era mantener la dieta de 1500 con un leve cambio (pasarla a 1800 calorías aumentando la dosis de proteínas en comida y cena, de 150 gr en crudo a 200) pensé que debería estar bromeando (no me paré a pensar en su bismarckismo endocrinológico). ¡Si eran mellizos! No era plan de comer por tres... pero ¿quedarme con hambre?... ¿1800 calorías solo?... si en algunos programas para papis novatos hablaban de dietas de 3000 calorías para gestantes de un bebé!

Y cayó alguna hamburguesa muy muy hecha, claro -ojo a la toxo, las que no la habéis pasado- (mi antojo más habitual en esas semanas) Y también cayó alguna merienda rica rica con su tarta de manzana, o sus galletas de mantequilla y algún desayuno generoso con su súper tostadas y sus palmeritas integrales...

Así que en 4 semanitas gané 4 kilitos, todos ellos para mí ¡y Bismarck II echó la primera gran peta!

No era broma lo de las 1800 calorías. En absoluto: los hidratos tenía que esquivarlos casi del todo, grasas chungas olvidadadas por siempre jamás, ¿chocoqué? ¡fuera!, cero pelotero de azúcar, renuncia a los quesos (sobre todo grasos)... una tristeza...

Amore, ¡dame choripán! ¡pidamos una pizza! ¡tengo hambre!
(y eso que una tosta de jamón de york con tomate, lechuga y queso no es reglamentaria)

Os aboceto la dieta apresuradamente para que os hagáis una idea de lo deprimente que es. Por supuesto, no puedo dejar de subrayar que es un médico y solo un médico el que puede y debe decidir si necesitáis seguir algún tipo de tortura así. ¡El embarazo no es el momento de hacer el tontolaba con el peso! ¡Haced caso a vuestro ginecólogo o matrona!

He aquí dieta del horror ¡qué exagerá soy!

  • Desayuno. Vaso de leche desnatada y 40 gr de pan solo, o 30 gr de cereales o una fruta pequeña (aquí, entre paréntesis quede dicho que 30 gr de cereales, aunque sean Corn Flakes que tienen como buena dimensión, se quedan flotando tristes sin tocar apenas el diámetro de la taza)
  • Media mañana. Es importante no saltarse este piscolabis, porque lo que queremos es controlar mis niveles de glucosa y mantener activo mi metabolismo. Fruta (no tropical, no plátanos, no higos) o yogur desnatado. Yo a veces me como una zanahoria, gorda.
  • Comida. 200 gramos de verdura de primero. De segundo 200 gramos de carne o pescado pesado crudo con toda la lechuga o ensalada que me dé la gana. La carne o al pescado sin grasa y mejor que no sea fritangueo. Fruta de postre (no un melón, 150 gr).
    Y en el colmo de la benevolencia, dos días por semana puedo sustituir las verduras por 30 gr (no es un error, 30, da una tristeza infinita) de pasta o arroz cocinado sin grasa. O por 40 gr de legumbres.
  • Merienda igual que la media mañana. Tampoco hay que saltarla.
  • Cena igual que comida, aunque dos veces por semana puedo comer dos huevos (no fritos) en lugar de la carne o el pescado.
Y diréis, pues no es poco... Ya, pero ¿dónde quedan los helados, los quesitos, las galletas, la nutella, las pizzas... la felicidad?

Es verdad que me permitía alguna licencia (llevo 9 kilazos ganados en 27 semanas) ¡Pero se han acabado las condescendencias! Y eso porque, pese a la dieta espartana, no sé si me va a dar mal la curva de glucosa. El O'Sullivan, de momento, me ha salido mal...pero otro día hablo de las Curvas malvadas y lo que pueda saber de ellas.

Ah, la meta de mi endocrino: que gane 12 kilos en todo el embarazo gemelar.
Mi ginecólogo dice que 14 sería perfectísimo.

¿Y vosotras? ¿Ganasteis o lleváis ganado mucho peso? ¿Tenéis a doctores muy rigurosos? ¿Os dan la turra con la báscula?

Os dejo una calculadora muy molona que hace una recomendación de ganancia por semana. Es chulérrima porque considera tu IMC previo al embarazo y también, si esperas gemelos o mellizos, que a las mamis múltiples muchas veces las webs nos ningunean.

CALCULADORA MOLONA

Y otra del Club Gynea, que explica dónde van esos kilos nuevos, por ejemplo cuánto más pesarán tus pechos o tu útero ¡Es fascinante!¡porque esos kilos hacen falta! Estos chicos son más laxos que mis médicos y dicen que gane entre 15,5 y 23 kilos. Jurjur...

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