Paseillos de fin de semana. Más ropa de normal reinterpretada (2)

Aunque noto que he perdido muchos bríos y la mínima cuesta se me transforma en el Shisha Pangma... seguimos intentando ir a pasear lo que podemos, aunque confieso que si me voy a embarcar en un paseo largo prefiero ir acompañada (soy una cagona, lo sé, pero es que a veces me mareo y doy el cante...).

Uno de los últimos paseos lo hemos dado M y yo el fin de semana pasado. Intentamos llegar de casa al centro (aunque me rajé a la altura de Serrano y tuvimos que recurrir al bus) y, tras la comida, llegamos hasta el Retiro (trayecto con cuestas incorporadas, estoy súper orgullosa de los garbancillos y de mí misma) y ahí cogimos el 19, de vuelta.




De nuevo (y aunque ya estaba en la semana 29: 28+3 si debemos ser precisos) me puse ropa que no es de premamá pero sigue estirándose lo suficiente. (Shhhh, no se lo digáis al endocrino... ya lo verá él o verá una cifra peor, cuando vaya a la próxima cita, pero van 10 kilazos extra en la báscula. En 67 estoy...veréis qué peta...)

Lo que llevo puesto son unos pantalones anchotes tipo hippy que me regaló mi madre (ni idea de dónde los compró) y que me generan cierta desconfianza porque son muy muy anchos de pata, ¿tipo palazzo? ¿elefante? ¿así se llaman?, y, por lo mismo, propensos a los tropiezos. Por eso los he usado regular... Yo soy muy torpe... Me los coloco un poco en modo Steve Hurkel y por encima pongo una camiseta que sea ceñida, en este caso una de Stradivarius del año de la polca que es muy larga.

He probado el efecto con una camiseta que no sea ceñida y entonces es un horror, parezco una mesa camilla o una diva de las óperas wagnerianas o un monstruo tragaldabas que se hubiera zampado una tribu entera. Queda fatal. Igual son cosas mías pero con el cinturón bajo la panza también se marca más la forma y es más bonito.

Total, que el resultado es cómodo, súper cómodo y creo que resultón. A ver qué os parece...



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