Excentricidades gestantes: la llamada del tricot

Empiezo por aclarar un punto: mis aptitudes para las manualidades son iguales a cero. Nulas. Mi marido, a veces, dice que tengo inteligencia manual simiesca (eso es amor). Pero tiene razón. Soy muy torpona. No se me da bien coser, bordar, cocinar, ni tampoco hacer cupcakes o popcakes o como quiera que se llamen ahora las magdalenas de moda. Tampoco es que me encante hacerlo. No me gusta porque no me sale o no me sale porque no me gusta. O ambas.

Sucede, con todo, que allá por la semana 33 de gestación, un poco después de que me dieran la baja, sentí como una llamada, una pulsión ineluctable, una vocación oculta hasta entonces: sentí -y así se lo expliqué a la señora de la mercería- que debía hacer punto.


Sin dejar de ser consciente de mis limitaciones, acudí presurosa al establecimiento de marras, a la sazón 'El Arca de Noé' en mi barrio -corsetería y mercería todo en uno.

Miento, no lo hice con premura, esperé un par de días segura de que semejante fiebre tejedora habría de pasárseme pronto. En el ínterin, aliviaba mi hambre tricotante con el googleo obsesivo de patrones y webs de knitting (esto es como más cool que webs de marujas).

ved cuán sexy resulta mi pose tricotante.
Ni Miss Crochet...
Pasó un día y otro día y no pude resistirme más y allá me vi, explicando a una señora con cara de póker, que pese a que mis conocimientos eran muy limitados (lo que me enseñó mi virtuosa abuela allá por mis tiernos 10 años y mi abuela era costurera profesional y hacía unas cosas que dejaban a todos boquiabiertos pero yo era un paquete supremo) sentía que tenía que tejer cosas de bebés, inicialmente en color cremita.

Así que la amable mercera me dio dos agujas de 2,5 y un ovillo de lanita marca Suavex (lana, como he sabido después, especial para bebés, porque no hace bolas que se puedan tragar y es inocua al chupado compulsivo).

Desde entonces me he embarcado en un muy ambicioso proyecto. Consciente de mis limitaciones (de momento me centro en el punto Bobo o Santa Clara y estoy aprendiendo el punto del revés) pensé que lo más fácil sería hacer una mantita para los moisés. Dos mantitas que me parecía cutre que los mellis compartieran...

Os diré que creo que habré acabado la mantita cuando los garbancillos tengan 18 años (mi marido se ríe y dice que la tengo que ir haciendo crecedera. de nuevo la estimación es suya...) pero he aprendido muchas cosas (por ejemplo a hacer rayas de colores, cosa de una facilidad extrema). Además he involucrado en el proyecto a mi hermana C* que está tejiendo los bordes en vista de mi velocidad penosa.

El sábado pasado, que comí, como casi todos los sábados en casa de mis padres mi madre se unió al proyecto y empezó la mantita 2, aunque sus agujas son más gordas (de 4) y el resultado es diferente, queda menos compacto (y más homogéneo porque mi madre es mucho menos chapucera que yo).

En fin, os iré contando sobre este proyecto. Y si lo acabamos. Mientras, os diré que tejer es casi una meditación. Y el otro día que me llevé mi labor a O'Donnell, previendo las infinitas horas de espera, es la única vez que he pasado perfectamente a tiempo tanto a eco como a la consulta de ALRI.

¿Me recomendais algún secreto, web o técnica tricotante? ¿Os ha pasado algo así de raruno?

Comentarios

  1. ¡Yo lo intenté tambien!Cuando me dieron la baja me aburría como una ostra y compré unos fasciculos que anunciaban por la tele pero sólo logré ponerme de los nervios y al segundo dia vi que no era lo mio jajajaj

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    1. yo porque soy perseverante pero lo mío, desde luego, no es... la mantita da un poco de pena... espero que enternezca a los mellis el esfuerzo...

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